Las fuerzas de seguridad acordonan la Embajada de Brasil en Honduras
La policía hondureña desaloja a la fuerza a los simpatizantes de Zelaya fuera de la sede diplomática brasileña donde está refugiado el presidente depuesto.- Hay 150 detenidos.- Lula pide que se respete su embajada.- La UE pide una solución negociada
AGENCIAS / ELPAÍS.com - Tegucigalpa / Nueva York - 22/09/2009
Las fuerzas de seguridad hondureñas mantienen cercada la Embajada brasileña en Tegucigalpa para evitar que se reúnan de nuevo los simpatizantes del presidente depuesto Manuel Zelaya, tras ser desalojados violentamente esta mañana. El presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, ha pedido hoy al Gobierno de facto de Honduras que respete su sede diplomática en Honduras a la vez que ha pedido a Zelaya que se mantenga tranquilo y no dé argumentos a las autoridades golpistas para una violación de su legación.
Lula, que asiste en Nueva York a la reunión de Naciones Unidas sobre el cambio climático, ha afirmado que Brasil está garantizando el derecho del presidente Zelaya de buscar refugio en su embajada y ha hecho un llamamiento al gobierno presidido por Roberto Micheletti para que abra la vía de la negociación y así buscar una salida a la crisis. Hacemos "lo que cualquier país democrático haría", ha dicho Lula a los periodistas.
Por su parte, Micheletti ha dicho que pedirá a Brasil que le dé asilo a Zelaya y lo lleve a ese país o que lo entregue a las autoridades hondureñas para que afronte las acusaciones que pesan sobre él. El Gobierno de facto, a través de su viceministra de Exteriores Martha Alvarado, ha descartado que sus fuerzas de seguridad vayan a entrar en la legación diplomática y que la presencia policial es para evitar manifestaciones violentas. Según fuentes cercanas a Zelaya, dentro de la sede diplomática hay entre dos y tres centenares de personas, y que les han cortado la electricidad y agua. La presión viene por todas partes.
"Hago un llamado al Gobierno de Brasil a que respete la orden judicial dictada contra el señor Zelaya entregándolo a las autoridades competentes de Honduras", dijo Micheletti en un mensaje que leyó en la Casa Presidencial emitido por televisión. "El Estado de Honduras está comprometido a respetar los derechos del señor Zelaya al debido proceso", agregó, insistiendo en que el ex mandatario pretende "continuar obstaculizando la celebración de las elecciones el próximo 29 de noviembre, como lo han venido haciendo él y sus seguidores desde hace varias semanas".
Temprano esta mañana, las fuerzas de seguridad hondureñas, apoyados con tanquetas que disparan agua a presión, gases lacrimógenos y balas de goma, han dispersado a los cientos de manifestantes que se habían mantenido afuera de la embajada de Brasil en Tegucigalpa en respaldo de Zelaya, que regresó ayer por sorpresa al país.
Una testigo dijo a EL PAÍS vía telefónica que cientos de policías, apoyados por efectivos militares, se han presentado esta mañana a las 7.00 hora de Honduras (15.00 hora española) y han desalojado con violencia a los partidarios de Zelaya. "Estábamos tranquilos, cantando, cuando vinieron y nos desalojaron violentamente", ha contado Jaqueline Espinal.
Ha dicho que los congregados, muchos provenientes del interior del país, han salido huyendo. "No estábamos haciendo nada malo, esta gente no quiere el diálogo", ha dicho Espinal con voz nerviosa. Asegura que las fuerzas de seguridad han rodeado la sede diplomática brasileña, que ha facilitado el refugio al presidente depuesto, quien se mantiene dentro de la legación. Zelaya, posteriormente en declaraciones a Caracol Radio de Colombia, ha dicho que está "en peligro" y que las fuerzas de seguridad han rodeado completamente la Embajada.
"La sangre está corriendo" en Honduras "desde el día del golpe de Estado", pero "esta batalla sabemos que tenemos que ganarla de cualquier manera", ha dicho Zelaya. La policía ha informado esta tarde que han sido detenidas unas 150 personas por los disturbios generados durante el desalojo y por no acatar el toque de queda.
La UE llama a la calma
Los sucesos han ocurrido después del llamamiento de la Unión Europea (UE), que ha urgido hoy a Zelaya y al gobernante de facto del país centroamericano, Roberto Micheletti, a "abstenerse de toda acción que pueda incrementar la tensión y la violencia". La UE subraya hoy la importancia de la solución negociada después de que Zelaya, que regresó por sorpresa ayer a Tegucigalpa y se refugió en la Embajada de Brasil, advirtió de que nadie le volverá a sacar de su país y el Gobierno interino decretó el toque de queda.
En una breve declaración difundida en nombre de los Veintisiete, la presidencia sueca de la UE ha expresado su "firme apoyo" a los esfuerzos realizados por la Organización de Estados Americanos (OEA) y, en particular, por su secretario general, José Miguel Insulza, para "facilitar el diálogo y la restauración del orden constitucional en Honduras".
La UE no quiere que se repitan los episodios de violencia que siguieron al golpe de Estado que se dio el pasado mes de junio. El derrocado presidente de Honduras, acogido por la embajada brasileña, ha asegurado que su regreso a Honduras es definitivo y que su consigna seguirá siendo "patria, restitución o muerte". Así lo ha expresado ante cientos de sus seguidores congregados frente a la legación diplomática.
Insulza ha hecho un "llamamiento a la calma a los actores involucrados en este proceso" para evitar que se produzcan incidentes violentos y exige que las "autoridades del Gobierno de facto se hagan responsables de la seguridad del mandatario derrocado.
Toque de queda
El Ejecutivo de Micheletti ha decretado el toque de queda en todo el territorio nacional para "conservar la calma" desde las 16 hora local (medianoche en la península española). Además, ha anunciado el cierre de los cuatro aeropuertos internacionales que tiene el país a partir de este martes, que quedarán bajo control del Ejército.
Zelaya, derrocado por un golpe de Estado el pasado 28 de junio, asegura que ha vuelto para encontrar una salida pacífica a la crisis política desencadenada tras su derrocamiento. "Estoy aquí en Tegucigalpa. Estoy aquí para la restauración de la democracia, para llamar al diálogo", dijo en declaraciones recogidas por medios locales.
El ex dirigente, que ha agradecido públicamente al presidente Lula su apoyo al darle refugio en la Embajada, ha revelado que llegó a Honduras desde Nicaragua, país donde ha pasado la mayor parte del tiempo desde que fue derrocado en junio. Según ha relatado, su travesía duró más de 15 horas y tuvo que utilizar "diferentes transportes" para poder llegar a su país. "Tuve colaboración pero no puedo decirlo para que no molesten a nadie", ha explicado.
Zelaya ya había intentado retornar en dos ocasiones a Honduras. En la primera, el 5 de julio, quiso aterrizar en Tegucigalpa en un avión del Gobierno venezolano procedente de Washington, pero se lo impidieron los militares, que obstaculizaron la pista de aterrizaje en medio de una gran manifestación en favor de Zelaya. En la segunda, el 24 de julio, por tierra desde Nicaragua a través del puesto fronterizo de Las Manos, tras permanecer dos horas en la zona neutral, regresó ante la presencia de contingentes militares en el lado hondureño con la orden de detenerle.