“No hay un día en el que no esté presente la injerencia de la embajada de Estados Unidos en la política nacional”, ha afirmado Quintana durante una entrevista concedida al canal gubernamental Bolivia TV.
En este sentido, el también coordinador del libro Bolivia Leaks: La injerencia política de Estados Unidos contra el proceso de cambio (2006-2010), había escrito previamente en su cuenta de Twitter que, durante 50 años, EE.UU. “metió su mano negra” en los procesos electorales del país boliviano y que ahora “la injerencia yanqui está más presente que nunca”, para luego informarle al pueblo de que en los próximos comicios generales su voto “no puede ser secuestrado por la intromisión extranjera”.
En las elecciones generales del próximo 20 de octubre, los bolivianos van a elegir al presidente y vicepresidente del país, así como a 130 diputados y 36 senadores para el período 2020-2025.
La oposición del país sudamericano no ve con buenos ojos una nueva postulación del presidente boliviano, Evo Morales, por lo que demanda que se respeten los resultados del referéndum del 21 de febrero de 2016, según los cuales, Morales no puede postularse en las elecciones de 2019; sin embargo, un fallo constitucional reconoció en 2017 el derecho del presidente indígena a buscar otro mandato, una decisión que contó con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El mandatario izquierdista llegó al sillón presidencial en 2006, con el 54 por ciento de los votos a su favor, y fue reelecto en 2009 y 2014 con más del 60 por ciento de los sufragios. Ahora también encabeza la preferencia electoral en varias encuestas y supera a su rival más inmediato, el expresidente y también líder de la opositora Comunidad Ciudadana (CC), Carlos Mesa
Por otra parte, Quintana también se ha referido al expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada, fugado a EE.UU., y ha expresado ante la prensa que este debe comparecer ante la justicia por haber encabezado el gobierno más criminal de todo el período democrático.
Bolivia conmemora este mes de octubre el 16.º aniversario de la masacre conocida como Octubre Negro (2003), ejecutada en la ciudad de El Alto por orden del Gobierno que encabezaban Sánchez de Lozada y su entonces vicepresidente, Carlos Mesa. Sánchez de Lozada se enfrentó a una revuelta social con un despliegue de militares en las ciudades bolivianas de El Alto y La Paz. La represión provocó la muerte por heridas de bala de más 67 personas y dejó cerca de 400 personas heridas.
Desde que Morales asumiera el poder en Bolivia, ha demandado en múltiples ocasiones al Gobierno estadounidense que extradite a Sánchez de Lozada para poner fin a la impunidad de los crímenes cometidos contra el pueblo boliviano.
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