segunda-feira, 29 de novembro de 2010
Por qué Lula le cae bien a Obama Por: José Bargas*
Retirado de La jornada en La ciencia MX -Clique no título e vá direto ao original
Antes del comienzo de la reunión del G-20, entrando la primavera de este año (14 de marzo), el presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, le dejó ver al primer ministro australiano su admiración por Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de la nueva potencia emergente: Brasil. Le confesó: "Me encanta este tipo"… "Lula es el político más popular de la tierra". Tratemos de contestar el por qué de la súbita admiración de un presidente de la primera potencia mundial hacia uno de la pobre región Latinoamericana.
Lula aprendió, de tres derrotas previas antes de llegar a la presidencia, qué es lo que la derecha utiliza en su propaganda para ganar las elecciones a la izquierda: “vas a perder tu compañía”, “te expropiarán”, “vas a perder tu casa”, “vas a perder tu libertad”, “tu coche, tu trabajo, …”. “Quiere implantar el socialismo, el comunismo, el populismo…, es un peligro…”. Es la propaganda del miedo (hoy la sufre Obama aun en el poder). Es claro que si Hugo Chávez hubiera hablado del “socialismo del siglo XXI” en sus primeras elecciones, jamás hubiera ganado. Por estas y otras razones, que sería prolijo enumerar, un partido o movimiento de izquierda moderno tiene que dejar clarísimo, si quiere ser competitivo en un sistema democrático y con elecciones limpias, que no intentará acabar con la economía de mercado. Además, hay tantas variantes de socialismo que lo más común es que estén peleadas entre sí y nunca se puedan poner de acuerdo. La izquierda como se concibió en el siglo XX, está muerta. Comprendido esto, ¿cuál es la diferencia entre un partido de “izquierda” y uno de “derecha”?
La solidez macroeconómica y la economía de mercado no están a discusión. Pero con reformas estructurales y cambios microeconomicos pragmáticos, programas sociales desburocratizados e inversión en ciencia y tecnología, se puede hacer mucho, tanto como para partirle la crisma al neoliberalismo. Eso fue lo que le gustó a Obama de Lula, aunque dudo que a él le dejen hacer lo mismo.
Lula fue el primer presidente al que Obama entrevistó una vez en la silla presidencial. Si nuestra cancillería no se pone las pilas para pedir una entrevista de última hora justo antes de la toma de posesión, Calderón hubiese quedado en evidencia. Es claro que para Obama, Calderón es más de lo mismo, algo que ya se vio que no funciona y que ni siquiera se da cuenta del problema (en ese entonces, el grupo en el poder se mofaba del catarrito y se presumía un blindaje, que hoy lo sabemos, era inexistente).
El neoliberalismo ha sido la doctrina oficial en la última generación. Nos han dicho que es el secreto de la productividad y el bienestar de muchas naciones que lo han adoptado, y que la que no lo adopta, fracasa. Pero el neoliberalismo, atribuido a la Escuela de Chicago y a Milton Friedman no es liberalismo. Leer a Friedman es revelador: estaba a favor de liberar los mercados de restricciones y regulaciones, está claro, pero además, abogaba por la legalización de las drogas, el aborto, el libre paso de inmigrantes a través de las fronteras, y otras cosas más. El Friedman que nos venden no es Friedman. El neoliberalismo, como la taxonomía política norteamericana lo describe mejor, es realmente “conservadurismo”, que sólo deja libre, al mercado. Lo demás: cultura, educación, libertades, está constreñido. Como ya se dijo: “el lobo suelto en el corral” es el “conservadurismo de libre mercado”. El caso es que Lula nunca se lo creyó, mientras que las elites mexicanas llegadas al poder al mismo tiempo, eran conservadoras.
Lula ajustó cuentas con el sistema financiero (los bancos en Brasil si le dan créditos al sector productivo), los empresarios (logró una reforma fiscal-basada en el IVA, hay que decirlo), y los sindicatos (un verdadero new deal). Hecho esto, confío en sus recursos humanos y lanzó la más ambiciosa política de inversión en ciencia, tecnología e innovación de que tenga memoria Latinoamérica: 28 mil millones de dólares en los últimos tres años (¡leyeron bien!), empezando en 2007, lo que está modernizando aceleradamente la planta académica en sus centros de Educación Superior graduando nuevas generaciones de profesionistas, ingenieros, científicos y tecnólogos mejor capacitados, además de empresas con alto valor agregado y tecnología propia, baste mencionar a la exploración petrolera en aguas profundas, la industria aérea, el lanzamiento de satélites, la producción de combustibles a partir del etanol, etcétera. Actualmente Brasil gradúa muchos más doctores que nosotros. En contraste, la receta neoliberal nos dice que nuestros pobres países latinoamericanos no deberían hacer ciencia, mucho menos básica, y que es mejor importar tecnología. Nada que no tenga una aplicación directa vale la pena. La inversión educativa debe ser en los niveles bajos y medios, pues nuestro papel es crear mano de obra barata para impulsar la maquila. La diferencia entre ambos modelos queda evidente apenas a la vuelta de unos años. Hemos quedado rezagados. Más no crean que nuestras elites neoliberales han entendido algo. Siguen aplicando la misma receta como loros, pues no saben otra. Acaban de golpear a la investigación en el IMSS (¡!), por ejemplo, al mismo tiempo que desperdiciaron millonadas en el fracasado programa “Enciclomedia”. Alguien tiene que decirles que para que haya buenos profesores en los niveles bajos y medios, tendrían que haber sido formados por profesores de los niveles altos; sin buenos profesores de profesores la cosa no resulta.
Obama tomó nota: Como parte del plan de recuperación aumentó sustancialmente la inversión en ciencia, tecnología e innovación, y condicionó el rescate de las armadoras de autos a la producción de una nueva generación de coches que ya no requieran de tanto combustible fósil. Un presidente de los Estados Unidos imitando a uno latinoamericano. ¡Quién lo iba a decir! ¿Pues no que sólo había un modelo? Todavía leí que algunos de nuestros “economistas” lo tildaron de loco y le auguraron el fracaso. Hasta que Ben Bernanke aconsejó a México hacer lo mismo que estaba haciendo Obama. De demente no lo bajaron: “sólo nos dará un catarrito”. Sobra decir que la economía de Brasil está siendo mucho menos afectada que la nuestra por la mayor crisis global desde 1929. A estas alturas ya podemos decir quien tuvo la razón. A pesar de lo cual el ejecutivo propone un programa de ¿”rescate”? procíclico (¡!), que abatirá lo que queda del consumo, cerrará empresas generando más desempleo, y que por supuesto no captará más recursos, pues no habrá la creación de riqueza y la producción que habrían de generarlos. La mortandad de empresas pequeñas y medianas es alarmante. Y no podía faltar la cereza del pastel: justo a contracorriente se cercena la inversión en educación superior, ciencia, tecnología e innovación. Justo lo que ocasionó la tremenda vulnerabilidad estructural, y por ende, que el catarrito se convierta en la bronconeumonía amplificada que padecemos. Acaso no podamos colgarnos de la locomotora norteamericana, que ya está arrancando. Son muchas las voces que auguran la desgracia, aun el estallido social.
Pero revisemos que otras cosas ha hecho el Brasil de Lula justo cuando nosotros tuvimos a Fox y Calderón: “…por su experiencia con crisis financieras de los 80 y 90 Brasil ha desarrollado mecanismos de regulación del sistema financiero que pueden ser beneficiosos… (Paulo Sotero, del Instituto Brasil del Centro Woodrow Wilson; BBC)... ha dejado clara la necesidad de establecer mayores controles sobre los mercados financieros, cuya desregulación considera parcialmente culpable de la actual crisis.” Anatema contra la desregulación y el papel del Estado con sorpresa agregada: Ben Bernanke acaba de anunciar que hará lo mismo en los Estados Unidos.
Tan sólo por el hecho de que la dirección de las ideas esté yendo en sentido contrario al usual, y que los considerados sabios infalibles (por las elites gobernantes mexicanas) cambien de opinión (aunque nuestras elites no lo hagan), confieso que me da alegría el acontecimiento. "He sido un gran admirador de Brasil y del liderazgo progresivo y visionario del presidente Lula…." dijo Obama. “… Obama le expresó a Lula su reconocimiento al rol desempeñado por Brasil en el ámbito del Grupo de los 20 (G20) y en la búsqueda de soluciones para superar la crisis financiera internacional,… "actúa como uno de los líderes del escenario mundial actual".
También “…expresó a Lula su admiración por los programas sociales implementados por el gobierno brasileño,”… Obama le recordó a Lula que fue alumno en Harvard de uno de los actuales ministros brasileños, en referencia a Roberto Mangabeira Unger, actual titular del ministerio de Asuntos Estratégicos (PERFIL). ¿Pues no que no se le podía dar la vuelta a la tortilla? ¿Pues no que si no seguíamos las recetas de los hombres del norte y de ojos azules nos iría muy mal? Que quede constancia del corto entendimiento de nuestra elite. Sí hay otros caminos.
Barack Obama quiere que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva sea el próximo presidente del Banco Mundial (¡Y vamos!)…Lula ha dicho que se sentiría honrado cuando deje la presidencia en 2011 (Exame). Lula dijo: “…la crisis fue creada y ampliada por la conducta irracional de gente blanca y de ojos azules -¿no les dije?- que antes de la crisis parecía que sabían de economía…pero que han demostrado que no tenían la menor idea" (World News e ibid.). Sí, están leyendo bien, no se donde estén estudiando economía algunos de Ustedes, pero les recomiendo suma precaución.
Sus programas para combatir la pobreza: Fome Zero (cero hambre) y Bolsa-Família (Ingreso familiar mínimo), que equivocádamente algunos creen son copia de “Oportunidades” (¡por favor!), sólo Bolsa-Familia llega a 44 millones de personas, tienen un éxito rotundo: Las estadísticas muestran que se ha logrado acercar la brecha entre ricos y pobres, ya en 2004, los más pobres habían incrementado sus ingresos en 14%, más que el promedio nacional de 3.6%, muy parecido a lo que ha sucedido en China, dice Marcelo Neri de la Fundación Getulio Vargas, el respetado think-tank económico de Brasil (The Guardian). En contraste con lo que ha sucedido en México, tenemos que decir, donde los recursos se los chupa la burocracia antes de llegar a su destino.
Felicidades a Río de Janeiro. Las olimpíadas llegarán cuando Brasil se consolida como potencia global. Pero no te de envidia estimado lector, hay mucha gente preparada en México lista para dar el salto, aunque ahora esté en la banca. Simplemente hay que sacar a los ineptos y poner a los capaces. Fácil.
*Investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM
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