Mientras que el ahorro aumenta, junto con los despidos y el desempleo, los padres están aumentando su consumo en educación privada, como la manera más efectiva de lograr que sus hijos ingresen a las mejores universidades del país. Las escuelas privadas representan aproximadamente un 25 por ciento del total en Estados Unidos, más de 33.000 instituciones, que enrolan mas de 6 millones de estudiantes, un 11 por ciento del total.
Y no son baratas. La matrícula promedio es de US$ 4.700 por año, y se espera que aumente entre un 2 y 4 por ciento debido a un incremento de la demanda en los próximos meses, a pesar de la caída general del ingreso en Estados Unidos.
Además de una supuesta mayor calidad educativa, y muchas veces un ambiente más ordenado, los colegios privados en Estados Unidos ofrecen una ventaja comparativa en términos de acceso a las universidades más prestigiosas. Las escuelas privadas cultivan relaciones más estrechas con las oficinas de admisiones de las universidades, y entrenan a los alumnos más enfocadamente en las habilidades que necesitan para preparar sus complicadas solicitudes de ingreso a las casas de educación superior.
Según un estudio publicado recientemente por el Centro Nacional para Estadísticas de la Educación, con sede en Washington, las escuelas privadas demandan más cursos de matemáticas, ciencias, idiomas y computación. Por ejemplo, señala el reporte, demandan 3,1 años de estudios de matemática, cuando la escuela pública sólo exige 2,7.
No es una sorpresa, entonces, que, en promedio, las evaluaciones educativas de las escuelas privadas sean mejores que las de las públicas, y que el estudiante de estas últimas tenga apenas la mitad de probabilidad de graduarse de la universidad en 4 años.
¿Pero es justo este sistema? Muchos analistas en Estados Unidos consideran que no, y promueven que se ofrezca la oportunidad de acceso a colegios privados a todos los alumnos, continuando con el financiamiento público.
Esto es exactamente lo que esta haciendo el estado de Ohio. En 2006 el entonces gobernador, el republicano Bob Taft, lanzó el programa EdChoice, que permite a alumnos de bajos ingresos concurrir a escuelas privadas, o a la que sus padres elijan. A través de este programa, que fue ratificado por el actual gobernador, el demócrata Ted Strickland, más de 14.000 estudiantes de escuelas que el Departamento de Educación categorizó como de emergencia por sus malos resultados reciben becas de entre US$ 4.200 y 5.000 para cursar su ingreso en la escuela de su elección.
La mayoría de los estudiantes proviene de las familias de menores recursos del estado, en promedio, de ingresos de entre US$ 16.000 y 30.000 al año, siendo la media de ingreso en Ohio de US$ 41.000.
Existen muchas críticas a este programa. Por un lado, docentes y administradores se quejan de que de esta manera los fondos públicos invertidos no van a las escuelas que más lo necesitan, sino a las privadas. Por otro lado, otros grupos sostienen que experiencias como éstas no son escalables a nivel estatal o nacional, y que los gobiernos no cuentan con suficientes recursos.
Sin embargo, diversos estudios muestran que el programa está generando efectos positivos en Ohio, ofreciendo oportunidades de acceso a educación de calidad a familias que no la tendrían de otra manera, y dotando de mayor dinamismo al sistema en general, ya que aumenta la demanda de los padres a todas las escuelas.
Que la escuela sea pública o privada no define la calidad de la educación, ni el futuro acceso de sus estudiantes, pero ciertamente una mayor diversidad de programas, de tipos de escuelas, y de acceso, contribuye a una mejor educación de los alumnos, en particular los que provienen de familias de menores ingresos. Para Ohio, darles una opción a estos padres es la mejor opción.
Sánchez Zinny es economista argentino, vicepresidente de Dutko Worldwide (en Washington DC).
Y no son baratas. La matrícula promedio es de US$ 4.700 por año, y se espera que aumente entre un 2 y 4 por ciento debido a un incremento de la demanda en los próximos meses, a pesar de la caída general del ingreso en Estados Unidos.
Además de una supuesta mayor calidad educativa, y muchas veces un ambiente más ordenado, los colegios privados en Estados Unidos ofrecen una ventaja comparativa en términos de acceso a las universidades más prestigiosas. Las escuelas privadas cultivan relaciones más estrechas con las oficinas de admisiones de las universidades, y entrenan a los alumnos más enfocadamente en las habilidades que necesitan para preparar sus complicadas solicitudes de ingreso a las casas de educación superior.
Según un estudio publicado recientemente por el Centro Nacional para Estadísticas de la Educación, con sede en Washington, las escuelas privadas demandan más cursos de matemáticas, ciencias, idiomas y computación. Por ejemplo, señala el reporte, demandan 3,1 años de estudios de matemática, cuando la escuela pública sólo exige 2,7.
No es una sorpresa, entonces, que, en promedio, las evaluaciones educativas de las escuelas privadas sean mejores que las de las públicas, y que el estudiante de estas últimas tenga apenas la mitad de probabilidad de graduarse de la universidad en 4 años.
¿Pero es justo este sistema? Muchos analistas en Estados Unidos consideran que no, y promueven que se ofrezca la oportunidad de acceso a colegios privados a todos los alumnos, continuando con el financiamiento público.
Esto es exactamente lo que esta haciendo el estado de Ohio. En 2006 el entonces gobernador, el republicano Bob Taft, lanzó el programa EdChoice, que permite a alumnos de bajos ingresos concurrir a escuelas privadas, o a la que sus padres elijan. A través de este programa, que fue ratificado por el actual gobernador, el demócrata Ted Strickland, más de 14.000 estudiantes de escuelas que el Departamento de Educación categorizó como de emergencia por sus malos resultados reciben becas de entre US$ 4.200 y 5.000 para cursar su ingreso en la escuela de su elección.
La mayoría de los estudiantes proviene de las familias de menores recursos del estado, en promedio, de ingresos de entre US$ 16.000 y 30.000 al año, siendo la media de ingreso en Ohio de US$ 41.000.
Existen muchas críticas a este programa. Por un lado, docentes y administradores se quejan de que de esta manera los fondos públicos invertidos no van a las escuelas que más lo necesitan, sino a las privadas. Por otro lado, otros grupos sostienen que experiencias como éstas no son escalables a nivel estatal o nacional, y que los gobiernos no cuentan con suficientes recursos.
Sin embargo, diversos estudios muestran que el programa está generando efectos positivos en Ohio, ofreciendo oportunidades de acceso a educación de calidad a familias que no la tendrían de otra manera, y dotando de mayor dinamismo al sistema en general, ya que aumenta la demanda de los padres a todas las escuelas.
Que la escuela sea pública o privada no define la calidad de la educación, ni el futuro acceso de sus estudiantes, pero ciertamente una mayor diversidad de programas, de tipos de escuelas, y de acceso, contribuye a una mejor educación de los alumnos, en particular los que provienen de familias de menores ingresos. Para Ohio, darles una opción a estos padres es la mejor opción.
Sánchez Zinny es economista argentino, vicepresidente de Dutko Worldwide (en Washington DC).
http://bit.ly/LInU2
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